24 mar 2014

El pensamiento creativo

El poder llamado pensamiento-creativo o creatividad a través del pensamiento en las enseñanzas esotéricas es considerado superior al de la voluntad y la sugestión. El pensamiento-creativo es la habilidad de proveer el más hermoso jardín de flores: ideas, visiones y conocimientos y permitir la libertad a los demás para que se eleven y sublimen en el aroma, color, belleza y sonido. 

Pensamiento-creativo es la condición con la cual uno puede proveer pensamientos de belleza, bondad, armonía, cuidado, coraje, etc., y llenar con todo esto nuestra casa, la oficina e incluso mandar estos pensamientos a otros lugares y personas para que tengan la oportunidad de ser inspirados por ellos. 

Un punto importante de estos pensamientos creativos es que uno no impone nada en nadie, pero uno puede crear una imagen de sol brillante, de belleza, de pureza, etc., con una actitud de des-apego.


(Saraydariam Torkom en “La curación espiritual”.)

2 mar 2014

El Magisterio en el arte, la ciencia y los oficios

En la antigüedad, y sobre todo en Egipto, la sumisión primordial (la disciplina rigurosa en cuanto a la transmisión del conocimiento), se aplicaba a todas las ramas de las ciencias y de las artes industriales. Ceramistas, esmaltadores, orfebres, fundadores y vidrieros trabajaban en el interior de los templos. El personal obrero de los talleres y de los laboratorios formaba parte de la casta sacerdotal.

Desde la época Medieval hasta el siglo XIX, la historia nos ofrece numerosos ejemplos de organizaciones similares en la caballería (los Templarios), las órdenes monásticas, la Masonería, las corporaciones, las cofradías, etc.

Esas múltiples asociaciones que guardaban celosamente los secretos de la ciencia y de los oficios, poseían siempre un carácter místico y simbólico (metafísico), conservaban usos tradicionales y practicaban una moral religiosa. Se sabe cuánta era la consideración de la cual gozaban los vidrieros cerca de monarcas y príncipes y hasta qué punto llevaban esos artistas sus precauciones para evitar la difusión de los secretos específicos de la noble industria del vidrio.


(Eugéne Canseliet, prefacio a “Las Moradas Filosofales” de Fulcanelli).