1 may 2010

El significado del arte (la visión antroposófica)

Desde siempre, la ciencia, el arte y la religión han convivido estrechamente en la vida cultural y espiritual del ser humano. Hubo un tiempo en que no podían concebirse por separado. Tanto el individuo aislado en su aspiración por dar forma a su vida como las personalidades conductoras de los pueblos procuraban hacer realidad la convivencia armónica de la ciencia, el arte y la religión. Los guías u orientadores de la humanidad eran a la vez sacerdotes, médicos y artistas. Las obras de arte pretendían crear y renovar los lazos que unen al ser humano con el mundo divino o espiritual. 

Es decir, que su contenido era religioso. Los contenidos de la ciencia eran guardados con reverencia religiosa por los sacerdotes, que brindaban protección y socorro al cuerpo, el alma y el espíritu. Este estado de cosas perduró durante largo tiempo y aún quedan vestigios de él. Se hacen visibles en personajes tales como Paracelso, un hombre que pese a romper con muchas pautas tradicionales, se nos presenta en vida y obra como médico predicador y como artista. Es probable que el gran interés que hoy por hoy despierta una personalidad como la suya se deba en gran parte a que Paracelso se nos presenta como el ser humano integral que todos deseamos ser. Tal anhelo es comprensible si observamos cómo en los últimos siglos los avances logrados han ampliado la brecha entre ciencia, arte y religión; una brecha que todo ser humano vive dolorosamente, pues a ella se debe que salud y enfermedad ya no se entiendan como la interacción armónica o perturbada entre el cuerpo, el alma y el espíritu.

Es cierto que la especialización cada vez más acentuada también tiene su lado positivo. Precisamente en medicina el pensamiento científico mecánico ha cosechado logros que usufructúa toda la humanidad. No obstante, persiste la angustia que nos produce el hecho de no ser considerados como seres humanos integrales. De otra índole son los conflictos, aparentemente irreconciliables, entre religión y pensamiento científico. Algunos aspectos que traban el desenvolvimiento de la vida religiosa son la falta de vínculos entre la religión y la vida cotidiana, la secularización de las iglesias y las dudas que despiertan en muchos los criterios dogmáticos.

En lo que se refiere al arte, también ha adoptado un desarrollo propio y autónomo, y ha dejado de ser incuestionable como en otros tiempos. Sin embargo, para todo individuo hay una vivencia artística, sea o no conciente de ella, que conmueve su ser íntegro y le aporta algo más allá de las controversias sobre gustos y estilos artísticos. Para algunos será una vivencia musical, para otros poética o plástica. La libertad que entraña el arte hace posible que la persona encuentre alimento para su alma y su espíritu más allá de los dogmas religiosos y las parcialidades científicas. Ofrece, pues, un elemento terapéutico frente al desgarramiento que vive el hombre y la cultura en la actualidad, para el cual la ciencia y la religión a menudo no encuentran respuestas suficientes. A partir del arte es posible renovar la armonía, pues contribuye a dar una configuración más artística a las ciencias, siempre que se mantenga fiel a su cometido de posibilitar una "religio" (re-ligazón) entre materia y espíritu.

Del capítulo "Las terapias artísticas en el tratamiento del cáncer"; Hans-Richard Heiligtag en "El tratamiento del cáncer con la medicina antroposófica"