Las creaciones realmente bellas aparecen
cuando surge la comprensión verdadera. Si estos momentos son raros en la vida,
también son raros en las artes. La belleza verdadera consiste, sobre todo, en
la pureza del corazón. El arte, para ser arte, debe promover la serenidad. .
La vida es la mayor de todas las artes.
Quisiera ir más lejos y decir que el hombre que más se acerca a la perfección es
el mayor artista. Pues, ¿qué sería el arte si le faltaran el cimiento y la
estructura de una vida noble? Las cosas poseen dos aspectos: uno externo, otro
interno. El aspecto externo no posee valor, salvo que lo auxilie el interno.
Por eso, todo el arte verdadero es una manifestación del alma.
Las formas exteriores sólo tienen valor
cuando expresan el espíritu, la interioridad del hombre. Generalmente, el
hombre común no percibe belleza alguna en la verdad. Sigue de largo, ciego ante
la belleza. Toda vez que el hombre comienza a ver belleza en la verdad, nace el
arte verdadero.
No hay belleza
sin verdad. Por otra parte, puede ser que la verdad se manifieste de modo tal
que, externamente, no revele belleza alguna. Dicen que Sócrates era el mayor
amigo de la verdad en su época y, entretanto, consta que sus facciones eran las
más feas de Grecia. En mi opinión, él era bello, porque toda su vida estaba empeñada
en la búsqueda de la verdad.
En la verdad, percibo la belleza: la
descubro a través de la verdad. Todo lo que es verdad, no apenas las ideas
exactas, sino también los rostros francos, los retratos fieles, la música y los
cantos más naturales son objetos de belleza, e inclusive de inmensa belleza a
veces. Son poquísimos los que saben discernir la belleza que emana de la
verdad.
Mahatma Gandhi